Un lugar comun es... volver de misionar y no pensar cuánto nos cambió. A continuación unas líneas para salir de eso y tomar coraje para pensarlo.
A la vuelta de la misión está la posibilidad de caer en un Lugar Común. No es este el momento para definirlo sino más bien para interpelarnos a cada uno de los que hemos misionado alguna vez con una pregunta sencilla: ¿qué nos cambió la misión? Puede que se te escape alguna gotelli… no hace mal, belu como algo normal.
Se lo quiero preguntar a todos. No importa que no seas Molina o Mazzinghi. Lo pregunto como hermano misionero. A mujeres y a chavales. A jóvenes y a niños. A grandotes y a pitufos. A los que viven en casa y en la torre. A los pobres y a los richards. Te lo quiero preguntar a vos amigo argentino, chino o catalán. Te lo pregunto y te pido que no le ussher a la cuestión. Me importa un bledel que me tilden de pesado o que me pidan que no me injere en esos asuntos. Pero creo que nadie puede escapar de replantearse esto alguna vez. ¿no?
Tal vez no estemos del todo acostumbrados, pero bien vale la pena salir de nuestro fortín y darle para adelante; parar un poco el ritmo moy acelerado en el que vivimos y pensar, y rezar, y orar y cantar asta rloas al buen Dios para preguntárnoslo con sinceridad y profundidad. Y Jacque estamos también me lo pregunto: ¿qué me cambió la misión?
Me animo a ponerme delante de la mirada amorosa de Dios que me dice “Te din un montón de cosas, ¿qué quedó de todo eso?”. Esta mirada nos rescata de posibles bajones. Al hacernos estas preguntas podemos caer en exageradas críticas. No es la idea. Sería de tontos, sería sonzini caer en eso. Yo lo miro de vuelta y le respondo: “podría darti un perico más, aunque sea un poquitín más”. Nunca es suficiente lo que yo doy para tanto bien recibido. A tanto tiempo de la vuelta sigo dándome cuenta de tanto recibido… y lo que yo doy es tian poco que hasta me da vergüenza.
Por eso hoy al darme cuenta cuánto más podría haber dado me animo a pedirte una cosa más. Me da vergüenza seguir pidiendo. Tomo aire como para tocar tombetta y te pido dos cosas más. El primer donn, el ymportante, es el no olvidarme nunca de vos y de lo vivido en la misión. En estos días de vacilaciones no quiero que el magma de mi interior se me apague. Intentaré hacer algo para lograrlo, pero se que yo solo no puedo. A veces me sale el indio de adentro, me olvido de vos y rumbeo para cualquier lado. Lo segundo es pedirte generosidad para que nunca me canse de dar y de al menos tratar de devolver tanto bien recibido.
Algo. Ojalá usted, estimado lector y cohabitante de tantos lugares comunes, también se anime. Le voy a ser franco, a pesar de este juego me costó hacerlo, pero con intensidad en el deseo, podrá hacerlo, estoy seguro. Puede que te roberts unos minutos, pero te aseguro que vale la pena. Hacelo por vos y por los que están a tu alrededor que al fin y al gabo esperan algo también de vos. No te olvides de fijar la mirada en Dios, en Jesús, en el madero y a partir de ahí rezarlo. Solamente es posible con su ayuda.
Espero que no quede como un simple juego de palabras, perdón si no me percaté de la ausencia de alguno o de alguna. A toda costa traté de acordarme de todos.
A la vuelta de la misión está la posibilidad de caer en un Lugar Común. No es este el momento para definirlo sino más bien para interpelarnos a cada uno de los que hemos misionado alguna vez con una pregunta sencilla: ¿qué nos cambió la misión? Puede que se te escape alguna gotelli… no hace mal, belu como algo normal.
Se lo quiero preguntar a todos. No importa que no seas Molina o Mazzinghi. Lo pregunto como hermano misionero. A mujeres y a chavales. A jóvenes y a niños. A grandotes y a pitufos. A los que viven en casa y en la torre. A los pobres y a los richards. Te lo quiero preguntar a vos amigo argentino, chino o catalán. Te lo pregunto y te pido que no le ussher a la cuestión. Me importa un bledel que me tilden de pesado o que me pidan que no me injere en esos asuntos. Pero creo que nadie puede escapar de replantearse esto alguna vez. ¿no?
Tal vez no estemos del todo acostumbrados, pero bien vale la pena salir de nuestro fortín y darle para adelante; parar un poco el ritmo moy acelerado en el que vivimos y pensar, y rezar, y orar y cantar asta rloas al buen Dios para preguntárnoslo con sinceridad y profundidad. Y Jacque estamos también me lo pregunto: ¿qué me cambió la misión?
Me animo a ponerme delante de la mirada amorosa de Dios que me dice “Te din un montón de cosas, ¿qué quedó de todo eso?”. Esta mirada nos rescata de posibles bajones. Al hacernos estas preguntas podemos caer en exageradas críticas. No es la idea. Sería de tontos, sería sonzini caer en eso. Yo lo miro de vuelta y le respondo: “podría darti un perico más, aunque sea un poquitín más”. Nunca es suficiente lo que yo doy para tanto bien recibido. A tanto tiempo de la vuelta sigo dándome cuenta de tanto recibido… y lo que yo doy es tian poco que hasta me da vergüenza.
Por eso hoy al darme cuenta cuánto más podría haber dado me animo a pedirte una cosa más. Me da vergüenza seguir pidiendo. Tomo aire como para tocar tombetta y te pido dos cosas más. El primer donn, el ymportante, es el no olvidarme nunca de vos y de lo vivido en la misión. En estos días de vacilaciones no quiero que el magma de mi interior se me apague. Intentaré hacer algo para lograrlo, pero se que yo solo no puedo. A veces me sale el indio de adentro, me olvido de vos y rumbeo para cualquier lado. Lo segundo es pedirte generosidad para que nunca me canse de dar y de al menos tratar de devolver tanto bien recibido.
Algo. Ojalá usted, estimado lector y cohabitante de tantos lugares comunes, también se anime. Le voy a ser franco, a pesar de este juego me costó hacerlo, pero con intensidad en el deseo, podrá hacerlo, estoy seguro. Puede que te roberts unos minutos, pero te aseguro que vale la pena. Hacelo por vos y por los que están a tu alrededor que al fin y al gabo esperan algo también de vos. No te olvides de fijar la mirada en Dios, en Jesús, en el madero y a partir de ahí rezarlo. Solamente es posible con su ayuda.
Espero que no quede como un simple juego de palabras, perdón si no me percaté de la ausencia de alguno o de alguna. A toda costa traté de acordarme de todos.
Comentarios
Muy bueno que le hayas puesto ese toque de gracia (con lo de los nombres), y también ese toque de GRACIA (como ayuda para la oración)!
Seguí escribiendo así que somos muchos los que le prestamos mucha atención a lo que escribís y nos sirve mucho!
Nico D.
Muy bueno que le hayas puesto ese toque de gracia (con lo de los nombres), y también ese toque de GRACIA (como ayuda para la oración)!
Seguí escribiendo así que somos muchos los que le prestamos mucha atención a lo que escribís y nos sirve mucho!
Nico D.
Quedó muy bueno!! Que grande! jajaj
Espero el continuará...
Mucha suerte!
Luli T
www.cachaca139.blogspot.com
Advierto que se te olvidó alguien muy importante. Faltó tu nombre querido!
Abzo y gracias!
"La cultura es la sonrisa"
magma.
elrayo (asta (r)loas)
Falta el tío Ñoqui y estamos todos...
Gracias por este rato para pensar.
Yo.-