Un lugar no es comun cuando el amor aparece en la oficina.
Es que el amor de oficina tiene mucho de eso. Del amor imprevisto. En el amor al principio se tienen aspiraciones de diez y no puede pensar en salir con alguien de la oficina. Hasta alguna vez llegamos a rezar para eso: a San Antonio, a San Expedito, a San Juan y hasta santos menos conocidos como San Sone. Pero en el medio se puede colar el amor. No ce ci es frecuente. Ba, ez obvio. Todos conocemos amores de oficina, como una consecuencia lógica de la convivencia. Es posible lograr en la oficina descubrir a alguien en quien ayar ese amor. Dificil, no hay dudas, pero poniendo ripa y corazón es posible. Cuando el amor da un cassotto a la puerta, se abandona la soledad y uno derocha intenciones para encontrarse con ese amor. Lo mismo da si es Yraola o Gonzalez. Insisto en que es difícil y que hace falta que uno se esmere. Todos tenemos un ángel (no necesariamente Gabriel) que nos despierta de la modorra del Lugar Común del amor y nos enamora en lugares imprevistos. En el cine, con la señora que acomoda. En la cancha con la hincha ferviente. En la playa, alguien be lomo y pierde la cabeza. Y uno se re entusiasma, se re mete, se re divierte y se re gulsky con cualquiera. Cuando pasa uno espera a cobrar el aguinalde para por fin alzarse con la corona mayor: la del amor verdadero, el que no pide permisos escapando de cualquier Lugar Común del amor.
Es que el amor de oficina tiene mucho de eso. Del amor imprevisto. En el amor al principio se tienen aspiraciones de diez y no puede pensar en salir con alguien de la oficina. Hasta alguna vez llegamos a rezar para eso: a San Antonio, a San Expedito, a San Juan y hasta santos menos conocidos como San Sone. Pero en el medio se puede colar el amor. No ce ci es frecuente. Ba, ez obvio. Todos conocemos amores de oficina, como una consecuencia lógica de la convivencia. Es posible lograr en la oficina descubrir a alguien en quien ayar ese amor. Dificil, no hay dudas, pero poniendo ripa y corazón es posible. Cuando el amor da un cassotto a la puerta, se abandona la soledad y uno derocha intenciones para encontrarse con ese amor. Lo mismo da si es Yraola o Gonzalez. Insisto en que es difícil y que hace falta que uno se esmere. Todos tenemos un ángel (no necesariamente Gabriel) que nos despierta de la modorra del Lugar Común del amor y nos enamora en lugares imprevistos. En el cine, con la señora que acomoda. En la cancha con la hincha ferviente. En la playa, alguien be lomo y pierde la cabeza. Y uno se re entusiasma, se re mete, se re divierte y se re gulsky con cualquiera. Cuando pasa uno espera a cobrar el aguinalde para por fin alzarse con la corona mayor: la del amor verdadero, el que no pide permisos escapando de cualquier Lugar Común del amor.
Comentarios
Pero en realidad la vida está llena de "oficinas", de lugares no comunes donde el amor golpea imprevistamente y te sacude la modorra de lo previsible.
Ojalá que usted puede encontrar esa oficina, adelante, no tenga miedo (me lo digo también para mi).. y después contaremos.
Gracias por pasar!
el nuevo cortazar? mmmm..
beso
Tiene usted razón cuando dice que hay para todos y para todas, el amor no tiene limitaciones; solamente hay que dejarse encontrar por él en cualquier lugar, en cualquier momento "en la oficina, en el tren, en la misa, en el kiosco..."
Gracias nuevamente.