Un lugar comun es... nivelar para abajo, ocultando liderazgos.
Atento a la poca repercusión de mis últimos escritos intentaré reconquistar al estimado lector tocando un tema más concreto y real que francamente me preocupa. Lo hago desde una mirada crítica por más de que de alguna manera me siento cohabitante, también, de este Lugar Común.
Me quiero referir al nivelamiento para abajo como un Lugar Común. Noto que así como antes tener una buena posición social era motivo de orgullo, hoy es generadora de culpa. Ante esto la reacción es la insólita preocupación por nivelar para abajo. Veamos algunos escenarios.
Él empezó a estudiar medicina, pero largó al poco tiempo. Le pesaba mucho seguir la profesión de su padrino. Por eso decidió recorrer el amplio espectro de las ciencias para transformarse en un prolijo estudiante de Química. De todas maneras nada lo obsesiona tanto como transformar su historia, su pasado. Fue a un colegio católico y era un ferviente participante de las distintas actividades pastorales que se realizaban desde ahí. Sin embargo prefirió cambiar todo eso por las particularidades de la UBA. Dice disfrutar del desorden y hace alarde de tener amigos del sur del conurbano bonaerense, a pesar de que a la hora de juntarse con mujeres sigue aspirando a las rubias del Michael Ham.
Tobías se dejó el flequillo stone y escucha callejeros. Tiene una banda de rock donde él toca la armónica y admite tener un contacto fluido con la marihuana. Eso no le impide trabajar en medio turno en la empresa de seguros de su papá y cobrar mil quinientos pesos. De eso vive. Después de estudiar en el colegio prestigioso de Quilmes decidió colgar los libros.
Juan Tomás juega al rugby. Es eso lo que más le gusta y dicen que lo hace bien (yo no entiendo nada de ese desprolijo deporte). Estudia marketing en el corazón de la Ciudad de Buenos Aires para lo que debe viajar en su Ford Focus unos cuarenta minutos desde zona Norte. No sabe si es lo que realmente le gusta, pero no le coincide con los horarios de entrenamiento. Lo que realmente le gusta y donde se destaca es en los preboliches que organiza con sus amigos de rugby y de colegio (que no siempre coinciden). Ahí se ganó la atención de todos por ser el gran promotor de la ruleta rusa… una buena excusa para mamarse rápido. Para eso aprovecha que sus padres se van bastante al campo que tienen en Tandil (en realidad no lo tienen todavía, pero con la muerte del tío abuelo Santamarina saben que tarde o temprano van a ligar algo).
Situaciones particulares que se podrían multiplicar. Es cierto que en sí mismas no tienen nada grave o nada importante, pero son reflejo de una situación que nos debería preocupar. Claramente lo asocio con la fuerte tendencia de nuestros tiempos para encasillar a las personas en Lugares Comunes robándoles toda posibilidad de ser diferentes, de apostar por algo distinto. Todos caen (o caemos) en lo que hace la mayoría y así cada vez hay menos distintos. Antes los distintos eran los líderes estudiosos, los que se preocupaban por la política, por el buen control de empresas y organizaciones de la sociedad civil. Hoy hacerlo es transformarse en gorila, aburrido, aparato, colgado, oligarca, nerd y otros tantos calificativos que bajan desde distintas tribunas.
Y así estamos con un país que reclama urgente nuevos líderes. Con los sectores sociales más vulnerados que reclaman una respuesta nueva a los problemas de siempre. Con una juventud apática y totalmente desapasionada desprovista de sueños y de desafíos. Evidentemente hemos nivelado para abajo... si los únicos valientes de hoy son los hermanitos que buscan la venganza de Laureano Gomez Acuña y si los sueños se alcanzan bailando o cantando.
Como sociedad estamos desviando el foco. Como juventud privilegiada no debemos renegar de nuestros principios sino hacernos responsables de lo que estos significan.
Atento a la poca repercusión de mis últimos escritos intentaré reconquistar al estimado lector tocando un tema más concreto y real que francamente me preocupa. Lo hago desde una mirada crítica por más de que de alguna manera me siento cohabitante, también, de este Lugar Común.
Me quiero referir al nivelamiento para abajo como un Lugar Común. Noto que así como antes tener una buena posición social era motivo de orgullo, hoy es generadora de culpa. Ante esto la reacción es la insólita preocupación por nivelar para abajo. Veamos algunos escenarios.
Él empezó a estudiar medicina, pero largó al poco tiempo. Le pesaba mucho seguir la profesión de su padrino. Por eso decidió recorrer el amplio espectro de las ciencias para transformarse en un prolijo estudiante de Química. De todas maneras nada lo obsesiona tanto como transformar su historia, su pasado. Fue a un colegio católico y era un ferviente participante de las distintas actividades pastorales que se realizaban desde ahí. Sin embargo prefirió cambiar todo eso por las particularidades de la UBA. Dice disfrutar del desorden y hace alarde de tener amigos del sur del conurbano bonaerense, a pesar de que a la hora de juntarse con mujeres sigue aspirando a las rubias del Michael Ham.
Tobías se dejó el flequillo stone y escucha callejeros. Tiene una banda de rock donde él toca la armónica y admite tener un contacto fluido con la marihuana. Eso no le impide trabajar en medio turno en la empresa de seguros de su papá y cobrar mil quinientos pesos. De eso vive. Después de estudiar en el colegio prestigioso de Quilmes decidió colgar los libros.
Juan Tomás juega al rugby. Es eso lo que más le gusta y dicen que lo hace bien (yo no entiendo nada de ese desprolijo deporte). Estudia marketing en el corazón de la Ciudad de Buenos Aires para lo que debe viajar en su Ford Focus unos cuarenta minutos desde zona Norte. No sabe si es lo que realmente le gusta, pero no le coincide con los horarios de entrenamiento. Lo que realmente le gusta y donde se destaca es en los preboliches que organiza con sus amigos de rugby y de colegio (que no siempre coinciden). Ahí se ganó la atención de todos por ser el gran promotor de la ruleta rusa… una buena excusa para mamarse rápido. Para eso aprovecha que sus padres se van bastante al campo que tienen en Tandil (en realidad no lo tienen todavía, pero con la muerte del tío abuelo Santamarina saben que tarde o temprano van a ligar algo).
Situaciones particulares que se podrían multiplicar. Es cierto que en sí mismas no tienen nada grave o nada importante, pero son reflejo de una situación que nos debería preocupar. Claramente lo asocio con la fuerte tendencia de nuestros tiempos para encasillar a las personas en Lugares Comunes robándoles toda posibilidad de ser diferentes, de apostar por algo distinto. Todos caen (o caemos) en lo que hace la mayoría y así cada vez hay menos distintos. Antes los distintos eran los líderes estudiosos, los que se preocupaban por la política, por el buen control de empresas y organizaciones de la sociedad civil. Hoy hacerlo es transformarse en gorila, aburrido, aparato, colgado, oligarca, nerd y otros tantos calificativos que bajan desde distintas tribunas.
Y así estamos con un país que reclama urgente nuevos líderes. Con los sectores sociales más vulnerados que reclaman una respuesta nueva a los problemas de siempre. Con una juventud apática y totalmente desapasionada desprovista de sueños y de desafíos. Evidentemente hemos nivelado para abajo... si los únicos valientes de hoy son los hermanitos que buscan la venganza de Laureano Gomez Acuña y si los sueños se alcanzan bailando o cantando.
Como sociedad estamos desviando el foco. Como juventud privilegiada no debemos renegar de nuestros principios sino hacernos responsables de lo que estos significan.
Comentarios
te mando un beso grande
Mismatijera? más allá de la enorme intriga de no saber tu verdadera intensidad -al margen de las sospechas- siento muchos puntos de contacto y buenas intenciones de avanzar en este tema, aunque temo que no es este el medio más adecuado.
Saludos, prometo retomar algo de esto más adelante.