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Aborto, el día después


Con el correr de las horas y en la medida que los indecisos fueron definiendo sus posturas todo hacía pensar que el proyecto sería rechazado. Sin embargo, a último momento cuatro diputados que habían anticipado su rechazo cambiaron de opinión. Dos de ellos provenientes de La Pampa, presumiblemente por presiones del gobernador de su provincia quien posiblemente haya canjeado estos votos -con el consecuente “triunfo” para el gobierno nacional- por saldar alguna deuda que el Estado mantenía con su provincia. Si esto no fue así la coincidencia con el contenido de las Resoluciones 305/2018 y 306/2018 publicado en el boletín oficial ese mismo día es sorprendente. Lo triste y decepcionante es que al final no se imponen ideas, valores o sensibilidades sino intereses netamente materiales movilizado por oportunistas diputados. Personalmente hubiera preferido que la aprobación resultara por diputados convencidos con ciertos valores o ideas.
Con todo esto -una vez más- en nuestro país gana el materialismo de los que vendieron su voto al mejor postor. Gana la eficacia de los que buscan los resultados más rápidos sin importar caminos. Gana el consumismo de los que leen derechos como posibilidades de consumo. Gana el individualismo de quienes buscan la resolución de su propio problema desinteresándose por los demás. Gana el progresismo ilustrado de quienes desde su atalaya sostienen que el desarrollo se da por la adopción de ciertas categorías y no por el contacto con la realidad de las personas, de la vida como venga. Gana el imperialismo de este Siglo que avanza sin necesidad de cambiar banderas de Estados ni de ataques violentos sino imponiendo un mismo pensar dominante que no respeta la tradición, los valores, las creencias ni la historia de los pueblos.
A la luz de los valores que se impusieron no es de sorprender que se hagan bajo la presidencia de Mauricio Macri. Contradiciendo mucho de lo prometido, el presidente fogueó este debate -a pesar de que inicialmente estaba en contra- más atento del material rédito político que a la palabra empeñada. Y si invitas a una murga a tu casa no te quejes del ruido que hacen. Ingeniero y empresario conocido, se deja llevar por soluciones que apuntan más a la eficacia que a los caminos. Cuando hablaba de “pobreza cero” yo me imaginaba otros métodos. Es el creador del mejor Gabinete de los últimos años, una manga de talentosos de escritorio. Promotor insensible del regreso al mundo, fue incapaz de volver a la riqueza de su pueblo. Se hace muy difícil ser cambiemista por estas horas. Y la esperanza del cambio parece que debe buscarse en otro lado.
Fueron muchos los miopes que no supieron leer la advertencia del gesto adusto de Francisco. Fueron muchos los que descalificaron la denuncia del padre Pepe quien se atrevió a relacionar el aborto con una nueva colonización del FMI. Fueron muchos los que menospreciaron la advertencia de la Conferencia Episcopal Argentina de que este debate era una cortina de humo. El humo que hoy se ve desde lejos hace pensar que más que una cortina, en realidad algo se está prendiendo fuego en nuestro país. Y en medio de este panorama triste la primera buena noticia: la jerarquía de la Iglesia argentina adoptó una actitud profética que es única y es modelo para toda la región. Ellos nos señalan un camino a recorrer que está muy lejos de la caricatura de quienes encierran a la Iglesia en otros siglos o en sus propios problemas. Aunque siempre es la posición más incómoda y está haciendo todo mucho más difícil, me llena de ilusión ser sacerdote de esta Iglesia.
Una segunda luz de esperanza en este proceso es que nos constituyó pueblo. Es que si tradicionalmente las marchas en contra del aborto parecían colmarse de sectores altos de la sociedad, los movimientos provida fueron mucho más transversales. Se popularizaron conmovedoras historias de solidaridad, de contención y apoyo entre todos. Ser pueblo es ser con otros, es salir de la conciencia aislada que suele revestirse de mesianismos o protagonismos iluminados. Ser pueblo es reconocer al otro, dar lugar al otro y reconocer que toda vida vale. Cuando estás en el pueblo no se hace ideología sino que se conecta la vida, la realidad ¡Qué maravillosos testimonios escuchamos! ¡Cómo creció nuestra sensibilidad social por estos temas! Tanto es así que quizás sea bueno preguntarse cómo ha estado nuestro compromiso con la vida, especialmente la de los descartados.
En línea con eso, este proceso nos comprometió con la vida y nos compromete a futuro. Es que como tantas veces se ha repetido mediáticamente, obviamente el hecho de que el aborto pueda aprobarse no significa que todas las mujeres estén obligadas a abortar. En el caso de que el  Estado claudique -a través de la aprobación de este proyecto de ley-  en la tarea de proteger a los indefensos, a las mujeres maltratadas, a los que vienen con alguna enfermedad y a las mujeres violadas ¿quién podrá hacerse cargo? Una vez más quienes seguimos a Jesús no podremos hacernos a un lado. Aunque tenga una lógica absurda, parece que la Iglesia no solamente deberá seguir apoyando la educación a través de miles de escuelas y universidades en todo el país, la salud con tantísimos centros de atención, la contención  y la alimentación con comedores sino que también habrá que organizarse para llenar esta retirada del Estado en su irrenunciable misión de trabajar por el bien de todos. Se trata de reconocer, al final de cuentas, que seguir a Cristo no es una doctrina ni un método de autodesarrollo sino un camino de seguirlo a Él especialmente presente en los descartados siguiendo la lógica de Mateo 25.

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