Un lugar comun es... que en la playa nada nos venga bien.
Después de mucho tiempo hoy volví a tener un gran día de playa. Además de compartir todo lo que se hace en este tipo de programas, recordé los personajes típicos de estos lugares y que tantas molestias de ida y vuelta generan.
El que juega al fútbol y usa de palo de arco mi sombrilla… el que cada vez que me invita a jugar al fútbol me hace caminar hasta las playas desiertas.
El que me saluda de beso y me hace sentir el pegote producto de su exagerada protección solar… el que me saluda de abrazo y me recuerda lo quemada que está mi espalda.
El que me corta la mañana de playa para ir a almorzar en casa… el que me hace almorzar sándwiches con arena todos los mediodías.
El que se mete al mar, pero sólo hasta las rodillas… el que se mete al mar tan hondo que hace que los guardavidas lo tengan que rescatar día por medio.
El que lleva un libro y se aisla de la vida de todos los demás… el que lleva cartas de truco y está empeñado en reeditar duelos que a nadie lo vuelven loco.
El que llama a cada vendedor ambulante, pero no compra nada… el que compra todo lo que venden los vendedores ambulantes, pero después nos deja sin cenar.
El que vuelve siempre tarde a comer porque se queda en la playa… el que se va a las tres de la tarde porque se aburrió del sol.
El que deja papeles higiénicos tirados debajo de las piedras disimulando lo indisimulable… el que se mete en el mar hasta el ombligo sólo para hacer lo segundo.
El vago que se queda sentado de campamento viendo pasar chicas lindas… el molesto que me hace salir a correr para ir a buscar a esas mismas mujeres
El que improvisa fogones cuando cae el sol cantando a capella, al ritmo de las palmas y sin pegar una nota… el que la rompe con la guitarra siempre con las mismas canciones.
Después de mucho tiempo hoy volví a tener un gran día de playa. Además de compartir todo lo que se hace en este tipo de programas, recordé los personajes típicos de estos lugares y que tantas molestias de ida y vuelta generan.
El que juega al fútbol y usa de palo de arco mi sombrilla… el que cada vez que me invita a jugar al fútbol me hace caminar hasta las playas desiertas.
El que me saluda de beso y me hace sentir el pegote producto de su exagerada protección solar… el que me saluda de abrazo y me recuerda lo quemada que está mi espalda.
El que me corta la mañana de playa para ir a almorzar en casa… el que me hace almorzar sándwiches con arena todos los mediodías.
El que se mete al mar, pero sólo hasta las rodillas… el que se mete al mar tan hondo que hace que los guardavidas lo tengan que rescatar día por medio.
El que lleva un libro y se aisla de la vida de todos los demás… el que lleva cartas de truco y está empeñado en reeditar duelos que a nadie lo vuelven loco.
El que llama a cada vendedor ambulante, pero no compra nada… el que compra todo lo que venden los vendedores ambulantes, pero después nos deja sin cenar.
El que vuelve siempre tarde a comer porque se queda en la playa… el que se va a las tres de la tarde porque se aburrió del sol.
El que deja papeles higiénicos tirados debajo de las piedras disimulando lo indisimulable… el que se mete en el mar hasta el ombligo sólo para hacer lo segundo.
El vago que se queda sentado de campamento viendo pasar chicas lindas… el molesto que me hace salir a correr para ir a buscar a esas mismas mujeres
El que improvisa fogones cuando cae el sol cantando a capella, al ritmo de las palmas y sin pegar una nota… el que la rompe con la guitarra siempre con las mismas canciones.
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