Un lugar comun es... la posición donde nos condenamos a jugar al fútbol.
Así como en la vida, la posición en el equipo de fútbol puede representar bien esta idea de los Lugares Comunes. Una posición en el campo de juego puede ser un lugar donde encontramos seguridad, tranquilidad y acostumbramiento. Nadie sabe muy bien cómo terminó queriendo ese puesto después de la decisión arbitraria de algún mayor (léase padre, profesor, entrenador) que nos condenó de por vida a vivir y morir ahí. Con el tiempo vamos adoptando como propio ese lugar en el terreno de juego y nos resistimos a los cambios ¡Sí, las posiciones en la cancha funcionan como un auténtico Lugar Común! Indaguemos un poco al respecto.
El arquero suele ser una gran persona, con enormes potencialidades de liderazgo; siempre y cuando pueda superar la peligrosísima baja autoestima, que no hace difícil pensar en una muerte temprana (no necesariamente por suicidio).
El defensor central, líbero o tradicional 2 tiene una estampa que no coincide con la realidad. Es que muestra una imagen de dureza como si no le importara nada e impone respeto, pero en el fondo es una persona muy sensible, de esos que se enamoran a full.
El volante central, o el tradicional 5, es una persona de la que vale pena fiarse. Suele ser muy equilibrada emocionalmente y de un nivel intelectual parejo que permite charlar de muchos temas, aunque no le moleste la soledad.
En el medio del 2 y el 5 está el segundo marcador central. Por eso este tiene una buena mezcla de las dos. No tiene la imagen de rusticidad que el 2 lo que hace que se note más su bondad y sea más equilibrado, aunque no tanto como el 5.
Los marcadores de punta por derecha y por izquierda (el 4 o el 3, respectivamente) tienen personalidades idénticas. Esencialmente son personas muy inseguras. Tienen ganas de más, pero no se terminan de animar. Los que lo logran son volantes.
Los volantes por afuera también son idénticos. Es difícil dar un perfil definido ya que suelen jugar ahí jugadores que naturalmente lo hacen en otros lugares: vemos a cincos, tres o cuatros devenidos en carrileros. Así es difícil encontrar jugadores puros acá.
El enganche es extremadamente agrandado y seguro de sí mismo. Esto dificulta su relación con los demás. Por eso no tienen un grupo de amigos muy definido y suelen fracasar en la vida de pareja. Si logran el equilibrio terminan jugando de cinco.
El centro atacante, si bien es divertido y lidera el grupo a la hora de las fiestas, es una persona muy limitada en términos intelectuales. Por eso suele fracasar en los estudios universitarios o si prospera lo hace por ir a una privada. Peligrosamente pasional.
En cuanto a los delanteros por afuera también encontramos dificultades para definirlos. No son tipos puros, sino que combinan aspectos del 10 y del centro atacante, matizado con características de los centro atacantes.
Y así quedamos marcados por la posición en la que jugamos. Encima, como si fuera un círculo vicioso, el hombre hace a la posición y la posición hace al hombre. Esto termina condenando al jugador a una posición, a pesar de poder jugar bien en otros lugares. Escribe un arquero seguro de poder ser un excelente número 5 o volante por derecha, pero condenado a perpetuarse debajo de los tres palos.
Así como en la vida, la posición en el equipo de fútbol puede representar bien esta idea de los Lugares Comunes. Una posición en el campo de juego puede ser un lugar donde encontramos seguridad, tranquilidad y acostumbramiento. Nadie sabe muy bien cómo terminó queriendo ese puesto después de la decisión arbitraria de algún mayor (léase padre, profesor, entrenador) que nos condenó de por vida a vivir y morir ahí. Con el tiempo vamos adoptando como propio ese lugar en el terreno de juego y nos resistimos a los cambios ¡Sí, las posiciones en la cancha funcionan como un auténtico Lugar Común! Indaguemos un poco al respecto.
El arquero suele ser una gran persona, con enormes potencialidades de liderazgo; siempre y cuando pueda superar la peligrosísima baja autoestima, que no hace difícil pensar en una muerte temprana (no necesariamente por suicidio).
El defensor central, líbero o tradicional 2 tiene una estampa que no coincide con la realidad. Es que muestra una imagen de dureza como si no le importara nada e impone respeto, pero en el fondo es una persona muy sensible, de esos que se enamoran a full.
El volante central, o el tradicional 5, es una persona de la que vale pena fiarse. Suele ser muy equilibrada emocionalmente y de un nivel intelectual parejo que permite charlar de muchos temas, aunque no le moleste la soledad.
En el medio del 2 y el 5 está el segundo marcador central. Por eso este tiene una buena mezcla de las dos. No tiene la imagen de rusticidad que el 2 lo que hace que se note más su bondad y sea más equilibrado, aunque no tanto como el 5.
Los marcadores de punta por derecha y por izquierda (el 4 o el 3, respectivamente) tienen personalidades idénticas. Esencialmente son personas muy inseguras. Tienen ganas de más, pero no se terminan de animar. Los que lo logran son volantes.
Los volantes por afuera también son idénticos. Es difícil dar un perfil definido ya que suelen jugar ahí jugadores que naturalmente lo hacen en otros lugares: vemos a cincos, tres o cuatros devenidos en carrileros. Así es difícil encontrar jugadores puros acá.
El enganche es extremadamente agrandado y seguro de sí mismo. Esto dificulta su relación con los demás. Por eso no tienen un grupo de amigos muy definido y suelen fracasar en la vida de pareja. Si logran el equilibrio terminan jugando de cinco.
El centro atacante, si bien es divertido y lidera el grupo a la hora de las fiestas, es una persona muy limitada en términos intelectuales. Por eso suele fracasar en los estudios universitarios o si prospera lo hace por ir a una privada. Peligrosamente pasional.
En cuanto a los delanteros por afuera también encontramos dificultades para definirlos. No son tipos puros, sino que combinan aspectos del 10 y del centro atacante, matizado con características de los centro atacantes.
Y así quedamos marcados por la posición en la que jugamos. Encima, como si fuera un círculo vicioso, el hombre hace a la posición y la posición hace al hombre. Esto termina condenando al jugador a una posición, a pesar de poder jugar bien en otros lugares. Escribe un arquero seguro de poder ser un excelente número 5 o volante por derecha, pero condenado a perpetuarse debajo de los tres palos.
Comentarios
Creo que los marcadores de punta son las mejores personas de todas. Por empezar son humildes,(si no sabés de que jugás vas a terminar de lateral) son solidarios, versátiles, y de bajo perfil.
Creo que una de los mas notables signos de la supuesta decadencia nacional (y del género humano todo), es la crisis de los marcadores de punta.
Abrazo