Para compartir este análisis quisiera echar mano a algo
nuevo que aprendí en el último semestre de uno de los mejores ramos (léase
materias para el otro lado de la cordillera): Filosofía de la Religión. Ahí, el
singular profesor cuestionaba la tradicional mirada sobre la fe que la asocia
con ver en la oscuridad para renovarla, apoyándose en la encíclica que escribió
mi compatriota Papa, y decir que en realidad lo más propio de la fe es su
capacidad de iluminar. Aquel que tiene fe es capaz de ver lo que otros no ven.
Aquel que tiene fe, tiene una voluntad iluminada. Y así podríamos seguir. Como
de costumbre yo compré esta idea renovadora porque me cerró y porque supe que
tendría una mejor calificación en las pruebas (léase parciales para el otro
lado de la cordillera). Desde esta perspectiva quisiera compartir el análisis
del partido de Chile y de Brasil. Con esto va una declaración de principios:
creo que no es un imposible que Chile supere a Brasil.
Es cierto que esta mirada me deja al límite del ridículo. Tal
vez por costumbre o no se por qué, cada vez le temo menos a eso. Y tan mal no me fue cuando les adelanté que España sería la decepción del mundial y Chile lasorpresa. Al final, ¿por qué tiene que tener más verdad lo que pasó en 1998 y
en 2010 que la fe? ¿por qué tiene que tener más verdad la estadística que la
fe? ¿por qué tiene que tener más verdad la localía que la fe? En fin podríamos
seguir con estas preguntas que en el fondo quieren ir mucho más allá de este
partido. Pienso que hemos comprado con demasiada fuerza la idea de que el “dato
duro” es la única verdad. No necesariamente es así. Al final, gracias a Dios,
la vida se mueve mucho más por otras verdades mucho más potentes que la de los
datos duros. Al final, yo estoy acá siguiendo prácticamente ningún dato duro,
pero sí una verdad. Ah y siguiendo esa verdad, yo estoy siendo feliz.
Pero volvamos al partido para evitar caer en tanta filosofía
barata. Y volvamos al análisis porque la fe no es algo que quede en el aire
sino que también se apoya en datos de la realidad. Es la apertuiridad de lo
observable lo que nos lleva al ser. Le pido perdón estimado lector, pero tuve
examen hoy de metafísica y me fumé a Heidegger y no me preguntaron nada de él y
aunque sea en este medio quería justificar su estudio. En función de eso hay tres claves que
Sampaoli deberá tener en cuenta para que el milagro sea posible.
El primero es tal vez el más difícil por suponer un cambio
cultural. Chile debe frenar su desmedido delirio de persecución según el cual
desde Blatter hasta el árbitro de no se dónde que es el quinto árbitro quieren
borrarlo. Hermanos chilenos, se lo digo en voz baja y con timidez: el mundo no
los odia. Y les digo más, creo que son mucho más queridos que odiados. Tal vez
deberá discutirse si son más queridos que desconocidos por el mundo, pero eso
no cambia tanto. Lo importante es una cuestión mental: si Chile entra a la
cancha pensando que lo van a tirar al bombo, ya estarán perdiendo. Con esto abrazo el cartel de ingenuo (por no
decir otra cosa) que muchos me están tirando. Yo sé que hay presiones y que
pocas cosas afectan tanto al árbitro como las presiones de la localía, pero en
ningún caso será por una campaña antichilena. Ya que estamos aprovecho para
pedirle disculpas a Leo Casciaro por el penal en contra que le cobré en aquel
partido contra La Salle que seguramente no haya sido, pero el estúpido del
banco visitante ejerció esa presión que me cagó. Pero de nuevo, no hay mala fe
en los fallos arbitrales. Puede animarnos pensar en el juego de la selección
uruguaya. Este Uruguay a mí me emociona justamente por lograr sobreponerse a
tanta contrariedad. Y lo hace sin llorar, sin echar culpas sino haciéndose
cargo de las dificultades y respondiendo con todo el corazón al límite de la
moralidad. Al final este primer aspecto es una cuestión de opción, de mirada
sobre el fútbol que es la vida y la realidad. Yo siempre elijo creer.
El segundo aspecto es más bien táctico ¿Por qué me gusta
tanto hablar de la táctica? Pensando en mis lectores y amigos schoenstatteanos
pienso que la táctica es al fútbol lo que la autoeducación es a nuestra naturaleza
humana. La autoeducación logra pulir algunas dificultades o limitaciones o
debilidades que todos tenemos. Sabemos también que la mejor autoeducación no es
castradora sino que busca potenciar lo bueno. Análogamente el planteo táctico
de Chile deberá apoyarse en corregir sus limitaciones –que no son pocas ante
Brasil- y potenciar lo bueno –que tampoco es poco- a través de un buen planteo
táctico. Y aquí hay que desdoblar el planteo: pensar en ataque y en defensa.
En defensa tendrá que vérselas contra un Brasil que es de lo
más flojos que yo recuerdo, pero tan efectivo como siempre. El juego se
centraliza en torno de Neymar y el mayor peligro en este Mundial lo hace
entrando por el medio. Ante esto creo que es una buena oportunidad para armar
un doble cinco con el siempre esforzado Vidal y con Díaz a quien he descubierto
en estos días con mayor sorpresa que emoción. Entre estos dos se puede
controlar a Neymar aunque no será suficiente si es que los defensores centrales,
que también deben ser dos trabajan escalonadamente para cerrar. A ellos sería
bueno acompañarlos por dos jugadores externos por banda completando mi favorita
línea de cuatro defensores y línea de cuatro volantes muy juntas. Si el trabajo
de esa columna vertebral formada por el poker de Jara-Medel-Vidal-Díaz es
controlar el juego interno, será igualmente importante que los externos
controlen la posibilidad de centrar y sus desbordes. Todo en un modo compacto.
Y si hablamos de defensa un punto clave va a ser el modo en que se defiende en
jugadas paradas. Signo de estos tiempos, de este Brasil hay que cuidarse de los
altos. En esto Chile ha tenido demasiados problemas con Australia y fue lo que lo
hizo perder contra Holanda.
El tercer aspecto es
lo ofensivo. La manera de ganarle a Brasil es por afuera aprovechando la poca
marca que tienen sus laterales. Para superarlos no descubro la pólvora, pero
hay que buscar el dos – uno. En ese sentido será bueno armar dos parejas de
ataque. Por derecha puede ilusionar la asociación de Isla con Alexis y por
izquierda creo que sería interesante probar con la pareja formada por Mena y el experimentado Beausejour quien
merece titularidad. En el medio si yo no hubiera visto ningún partido de Chile
reclamaría un delantero más de área al estilo de Pinilla o hasta Paredes, pero
Vargas hizo méritos suficientes para ser titular. Por su altura –o por su poca
altura- deberá buscar el centro atrás y no desgastarse en el mano a mano con
los centrales.
En fin, las cartas están tiradas. No hay dudas que los
chilenos la tienen muy difícil, pero ¿por qué no creer en los milagros? Al
final la vida es mucho más vivible cuando nos abrimos a esa posibilidad.
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