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Carta al pasado sobre el futuro

Un lugar comun es... condenar el pasado.

Te encontré en un rincón medio escondido, o al menos, disimulado. Me da la sensación que son muchos los que no te quieren ver y prefieren ocultarte. Tanto es así que he escuchado que sos causa de condena para muchísima gente. Así y todo no conocí a nadie que te haya logrado eliminar. Algunos te guardan en la frialdad de la memoria y otros en la calidez del corazón. Pero, en definitiva, siempre estas.

Algunos se te revelan. Te sienten como una carga y buscan eliminarte. Ven que en vos confluyen una determinada educación o estructuración que hubieran preferido evitar. Por eso cargan en tu contra y a veces hasta lo hacen con violencia. Me acuerdo particularmente de un grupo de amigos (o ya no tanto) del colegio. Se avergüenzan de tenerte y por eso actúan de manera opuesta a vos. He escuchado que se hacen los distraídos y por eso te niegan o te recortan, pero de todas formas ahí estas vos.

Algunos, muchísimos, te lamentan. Por eso en cada una de sus frases el “hubiera” o “no hubiera” se repite una y otra vez. Es una manera de negarte –como en el caso anterior-, pero menos violenta. Es muy frecuente que esto pase en personas que ponen fin a una relación de muchos años. Entonces o bien se lamentan haber hecho eso que puso fin a su relación o también lamentan directamente el haberla sostenido tanto tiempo. De una u otra manera ninguno de los dos lamentos logrará eliminarte por completo y mucho menos modificarte.

También me tocó conocer gente que te ignora. Es curioso, pero no hacen esto por ser ignorantes. Por el contrario son hijos de la posmodernidad y se creen nacidos de un repollo. Viven en la inmediatez y por eso también ignoran el futuro (tal vez te sirva como consuelo).

Reconozco que hasta hace no mucho tiempo las tres actitudes atravesaban mi vida. Por eso quisiera aprovechar esta líneas para pedirte perdón. El cambio creo que en gran parte se debió a que te dejé de considerar como ateo. Es decir que eso me pasaba cuando te miraba sin los ojos de fe. Ahora te descubro entero. Me doy cuenta que en realidad sos historia que se va escribiendo y que indefectiblemente arribará a un final feliz. Por eso mismo te descubro como proceso (y que además es progreso) por lo que no tiene sentido guardarte en un álbum de fotos sino que tienen más sentido pasarte al dinamismo propio del DVD.

Esta mirada permite reconocerte como valioso. Esta mirada es además muy liberadora pues nada me ata sino que sigo escribiendo la historia. Tanto es así que lo malo que hay en vos es sólo una puntada necesaria que hace el hilo para poder seguir con la costura. De no mirarte así claramente esa puntada no tendría sentido e intentaría arrancarte.

Con esta mirada también quisiera agradecerte. Cada dolor que pasé, cada interrupción de mi relación, cada festejo vacío, cada noche sin estrellas (o estrelladas), cada siesta sin sueños, cada muerte sin aviso, cada decisión sin consulta y cada rumbo equivocado me han hecho ser lo que yo soy. Y no te celebro tanto por lo que soy sino que, fundamentalmente, por ese futuro que está por venir.

Te mando un fuerte abrazo y nos veremos en cualquier momento,

Juan-/

Comentarios

Cristián Dodds (hijo) ha dicho que…
Muy lindo, don Lagarto... Me pareció muy bien dicho eso de que uno mire el pasado como ateo, aun siendo cristiano...Tanto que capaz te robo la idea para mi campito -son su permiso y su copyright-.
Lo uno rigurosamente con el evangelio de hoy (Natividad de la Virgen): la genealogía de Jesús. ¡Qué difícil nos es bancarnos esa lectura! Y eso es justamente porque al mirar la historia somos ateos. En esa genealogía, Mateo menciona a una prostituta (Rajab), a una extranjera (Rut), evoca el horrible pecado de David que mató a Urías para quedarse con su mujer, enumera reyes corruptos, etc. Y sin embargo, así se abre, así se inaugura su "buena noticia", su "evangelio". En medio de eso estaba tejiendo Dios su obra maestra... ¡Qué misterio! ¡Qué lindo misterio! Es Dios que, hagamos lo que hagamos, cae siempre bien parado, y (si queremos) nosotros con él.
¡Un abrazo.com!

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