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La Iglesia que yo amo.

  Dios me está regalando cada vez con más fuerza un insospechado amor por la Iglesia. Me sorprende que así sea porque siempre me había situado en un lugar crítico. Sin duda que los años de formación en Chile dejaron marca y, fieles a lo que pasa ahí en tantos casos, es como que uno tiene que pedir perdón por creer, por ser Iglesia, por tener la pretensión de querer ser sacerdote. Pero no quiero caer en la fácil de atacar a Chile. No son ellos, soy yo . En algún lugar del corazón se me coló eso de que ser crítico, pisabrote y alumno de la sospecha te hacía "sugerente" . De a poco voy viviendo que lo mas sugerente es ser alegre incluso a pesar de uno, como sin quererlo . El caso es que hoy me apasiona ser Iglesia. Me parece romántico. Me parece profético. Me parece lindo. Me parece revolucionario. Me resulta esperanzador. Me parece salvador. Cuando veo gente que deja criterios de éxito o de fama o de comodidad por una causa más grande, por Jesús, por el Evangelio,   no pued
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Gracias Jesús por esta juventud

Cuando estaba en Bariloche de vacaciones con mi familia, la idea de cruzar los Andes en peregrinación me generaba, de partida, fiaca. Más aún cuando al aproximarme al día de la partida no me sentí bien físicamente. Así no solo tenía pereza sino el soberbio temor de no estar a la altura física y acabar por ser un ancla. Se mezclaba el temor del estado físico con el temor de la humillación, de dar la hora, de la vergüenza. Ante estas posibilidades la opción más coherente seguramente sea no intentarlo. Hacer de la excusa relato y de la justificación redención de culpas. No fue lo que terminó pasando, afortunadamente. Gracias Jesús por esta juventud que me he desinstala , que ataca mis comodidades y excusas para descubrir algo mejor, para lanzarme a la buena aventura de la vida bienaventurada. En torno a Uspallata caí en la cuenta. De pronto nos estábamos metiendo en la montaña. Como si pudiéramos desafiar las leyes de la física (de la biología y de la geografía también) avanzamos de fr

La fuerza de la amistad

  Una manera de resumir mi experiencia religiosa y así cómo actúa Dios en mí es la constatación de que Jesús me lleva más allá . Más allá de mis límites y mis fronteras. Más allá de mi imaginación. Jesús de potencia, saca lo mejor de mí (y disimula lo malo). Me libera para ser quien soy. Jesús me ayuda a disfrutar la vida incluso de lo más insignificante, encontrar gozo profundo y posibilidad de sentido en el día a día. Y acá estoy, viviendo un sacerdocio que supera lo imaginado , rodeado de gente que no conocía y hoy son claves, entusiasmado con el día a día y con horas por dormir para seguir soñando. El fin de semana pasado fui a Chile a la ordenación de Chapa. Fui en auto saliendo un jueves desde Buenos Aires y regresando al mismo lugar el lunes. Cinco días, 2800 kilómetros . Atravesamos todo nuestro país por la ruta 7 y casi sin quererlo también Chile. Vimos llanuras infinitas y las cumbres más altas. Tocó andar de noche y frenamos cuando el sol del mediodía pedía siesta. En mome

Lecciones de la Cruzada

A veces no podemos caminar hacia donde quisiéramos, pero sí siempre hacia Jesús El Cristo Redentor en la cima marca el objetivo y así relativiza caminos. Es preciso apuntar a lo alto sin perderse en las vicisitudes del camino. Me habla de caminar con visión, tener protagonismo, de fortaleza interior y así libertad. Es el camino de la Cruzada. Es el camino que transitó James durante su enfermedad. Cristo nuestra meta . Cristo nuestra libertad. El camino está lleno de llegadas Somos peregrinos y no caminantes. Con una clara meta final cada día arribamos a paradas . Eran de los momentos que más se disfrutaban. Disfrutar esas pausas que se convierten en paradas sin dejar que la urgencia por llegar pase por alto el valor del momento. En cada llegada no nos instalamos, pero sí ponemos la carpa así como el Hijo puso su morada entre nosotros para llevarnos a lo Alto. La santidad de los jóvenes es posible Me vino al contemplar la vida de los santos que atraviesan nuestra Cruzada con es

Un Evangelio invertido

  “Y los envió” (Lc.9,2) Pasadas las 18 yo estaba en la ruta provincial 29 volviendo de la misión en Balcarce. En ese momento con la ambivalente señal de la Provincia de Buenos Aires me entró un mensaje de Facu Bernabei. Facu es sacerdote, hermano de comunidad y amigo. Su disponibilidad y capacidad de adaptación lo tiene hoy en Roma. Sin embargo, eso no impide que esté bien cerca mío. Su mensaje de voz merecía alguna importancia. Como venía viajando con otros decidí postergar la escucha. Recién pude cuando llegué a destino, unas tres horas más tarde. Ahí me enteré que una de las fundadoras del Santuario del Centro estaba en una situación de salud delicada y me pedía que pasara a saludar en su nombre. Después de corroborar la conveniencia del caso con la familia, pasé por su casa minutos antes de las 23. Ahí la vi como tantas veces la había visto en la recepción del Santuario, en misa o en algún festejo. Rezamos a la Mater. Fue un momento de conexión muy especial. Ese momento solamen