El misterio del hombre se revela en el misterio de Cristo. Por lo mismo, el misterio del hombre es acceso a Cristo. Son caminos sutiles, no siempre conscientes que me adentran en el mundo religioso de una manera nueva. Estar en presencia de Dios no solo lleva a hacer la señal de la Cruz, sino también a detenerse, descalzarse y ver ese fuego que no se consume. Me acerco con admiración, con agradecimiento, con asombro y también con pudor. Por eso me hago servidor, testigo, compañero y tal vez amigo; pero nunca te voy a pedir que charlemos. El misterio, es don, es Tierra Sagrada. A esta tierra me dio acceso a la escuela.
Ahí donde se deslumbra lo
valioso, que es uno mismo y que también está en el otro. Escuchar para ser
escuchado. Valorar para ser valorado. No todos somos iguales, pero todos somos
igualmente valiosos. Reconocer el valor
(de) cantar, vivir, reír, amar y así dar cauce a la creatividad que es
desarrollo, plasmación de originalidad. Valorar es la puerta de entrada para
disfrutar. Lo valioso de uno también se
despliega en mis relaciones. Soy yo y mis circunstancias. Soy yo en mis
relaciones. Soy yo.
Ahí donde lo valioso no expulsa lo malo, lo feo o lo raro; lo integra. El todo es más que la suma de sus partes. No te falta una mano, te sobra corazón. Integrar para ganar. Aceptar sin ocultar lo malo. Al fin de cuentas, el amor verdadero reconoce lo malo y no juega a dos puntas ni se cocina por espaldas (porque la mítica cocina desnuda tus espaldas). Estamos todos unidos, eso nos salva. Hay lugar para todos con orden premeditado o el desorden de la última semana. No es esfuerzo calculado, es amar y darse saliendo de sí. Para adelante, siempre para adelante. Sin identificarse con los sentimientos negativos y abrazando lo que nos hizo mal. Somos valiosos. Lo descubrimos en proceso. No levantes banderas determinadas que terminen por determinarte. Decirte que no pierdas la vista del todo no es lo mismo que perder del todo lo la vista.
Ahí donde busca un horizonte, un
sentido, un norte, un todo. Que late que no es buena idea hacer caminos
bordeando el desierto y ayuda a negociar tronco, madera o como le quieras decir
a tu materia prima ¿Cómo estás invirtiendo tus recursos? ¡No me digas que
llegaste diez puntos! Ahí donde el why prefigura la misión “¿Se entiende
lo que digo?” Esa misión que no es otra cosa que vivir con propósito para
vivir a propósito (y no sin querer). Soy fanático de ese corazón joven inquieto,
que busca, que no se acomoda. Que por fin descubre que tiene todo para ser
campeón. Mi máxima ilusión es generar espacios comunitarios que animen la
búsqueda de lo Alto desde la experiencia de pertenencia que libera la originalidad
del propio potencial. Escuela. De jefes.
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