Queridos amigos y familia de MTA,
En estos días de misión nos
inspira el lema “Caminen juntos como
hermanos”. Este también es nuestro anuncio en las visitas y especialmente
en las actividades con niños y adultos. Por eso pensaba que un buen Evangelio
que nos podía iluminar esta noche es el de los discípulos de Emaús que leímos
recién. Ahí se nos muestran algunos elementos que hemos descubierto en estos
días de MTA.
Lo primero que se muestra es que Jesús se hace presente en el camino.
Los discípulos de Emaús caminaban de un lugar a otro y ahí Jesús interviene. La
manera de intervenir es caminar con ellos. Es un buen recuerdo de lo que
experimentamos en MTA: a Jesús lo encontramos en el camino. Por eso mismo,
después de MTA, aprendemos que ser
cristiano no es ejecutar un plan, cumplir una doctrina sino sencillamente
decidirse a caminar con Jesús. A veces más cerca, otra veces más lejos,
pero caminar con Jesús. Que estos días de misión nos renueven en la decisión de
caminar con Jesús, de hacer camino juntos. Por eso es necesario estar
actualizándose, adaptándose, en movimiento. Seguir a Jesús nos obliga a ser libres
y a estar en una actitud de búsqueda permanente. Como esta noche, cuando
pensábamos empezar el año nuevo en San Cayetano y tuvimos que adaptarnos a esta
escuela.
Lo segundo es valorar este
camino. Cada uno de nosotros se ha ido sumando desde lugares y de maneras
diversas a este camino que es la misión con MTA. En este camino nos encontramos
entre nosotros y formamos este pueblo, esta familia, que es MTA y que también
es la Iglesia. Recibimos la herencia de otros que también han hecho camino y
estamos llamados a no quedarnos afuera. Jesús nos invita a formar parte de este
camino, de esta peregrinación, de esta especie de caravana mística de los que
siguen a Jesús. Por eso nadie pueda quedar fuera del camino, nadie puede mirar
desde afuera. En el camino nos encontramos con otros y nunca vamos solos. En
estos días lo experimentamos de manera clara en relación con la gente de acá.
Cada vez es más claro que para MTA no hay diferencias entre misioneros y
misionados. Por el contrario, somos uno. Es que en el camino, todos somos peregrinos.
En relación con lo anterior para cada uno de nosotros será un desafío que
nadie quede fuera del camino. Una y otra vez tenemos que hacer el ejercicio
de reconocer a quienes todavía están fuera. Hacia ellos debemos salir al
encuentro. Ser parte de este camino no es ser parte de un club selecto sino que
somos un grupo de privilegiados que experimentamos y vivimos esto que está tan
bueno de caminar con Jesús. Que nadie quede fuera. Que nadie se sienta sólo o
apartado. En tiempos de grietas y separaciones la tarea de los que caminan con Jesús
es lograr superar diferencias para que todos sean uno. Resuena de nuevo en
nuestro interior el llamado de Jesús nos quiere decir una y otra vez “caminen juntos como hermanos”.
Para terminar, los que caminamos
con Jesús no somos maratonistas sino que también tenemos momentos para frenar.
Los discípulos de Emaús reconocen a Jesús en un alto en la cena, en la mesa.
Fue un momento de intimidad y de encuentro personal con él. Esta noche queremos
empezar el año nuevo en esa intimidad. Ahí queremos estar para reconocer y caminar
con Jesús durante todo el año. Por eso les propongo que con un acto de
ofertorio de fondo pongamos juntos la mesa para encontrarnos con Jesús, para
tener un momento de intimidad, de adoración con Él.
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