Al cumplirse el primer aniversario de la partida de James, volvieron muchas sensaciones ya pasadas. Si bien ya no pedimos un cielo para James -porque lo creemos-, sigue igualmente siendo tema de oración y en este tiempo también es de inspiración . Así, están vivos los recuerdos de los últimos días de James, del funeral multitudinario y esos primeros esfuerzos -a menudo vanos- por retomar la vida sin su presencia. Vivimos procesos. Enfrentamos preguntas a riesgo de no hallar respuestas. Tuvimos momentos de paz. Y echamos de menos… En esos movimientos James se hizo presente, sigue estando presente . Con todo esto que nos ha ido pasando llegamos al primer aniversario en estas circunstancias de pandemia. Esta situación de alguna manera me acerca a experimentar en cierto modo algo de lo que vivió James durante la enfermedad: no saber muy bien qué va a pasar, experimentar la fragilidad de la (propia) vida, tomar recaudos sin saber si son suficientes, el anhelo de que todo fuera dist
Un lugar nada común en el mundo con pensamientos propios lejos de modelos, modos de acción, universales y rutinas impuestas. Un lugar en el mundo de libertad y expresión. Un lugar en el mundo para la originalidad. Sin pretensiones de ser el mundo, tan solo un lugar para estar.