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Mostrando entradas de abril, 2013

Dependiente de Independiente: un seguro de humanidad

Un lugar común es... sufrir por Independiente. Desde hace un tiempo hay un problema, una situación, que me está preocupando mucho. Al mismo tiempo, desde ese mismo momento se me despiertan sentimientos de culpa y desconcierto justamente por tener esa preocupación. Como novicio, joven que se prepara con ganas al sacerdocio, uno quisiera tener ¿cómo decirlo? Madurez o inteligencia o santidad para realmente ocuparse y preocuparse de las cosas del cielo. La preocupación a la que me refería al inicio no tiene ni demasiada inteligencia o santidad ni madurez. Tiene su raíz en algo, digámosle, bien primario: el fútbol; peor aun, al club que se asocia con el diablo. Sí, aunque no me deje del todo bien parado estoy preocupadísimo por mi querido Independiente. Todos los amantes del fútbol podrían decir que comparten ese sentimiento (no digo casualmente “todos” sino que creo que la posibilidad de descender sería un golpe para todo el fútbol), pero debo decirles que lo mío es especial.

Ruido

Un lugar común es... e nsordecerse con el ruido En el retorno al mundo fuera de las paredes del noviciado en ocasión de un tiempo de práctica laboral como parte de mi formación al sacerdocio, lo que más me llama la atención es el ruido. Puede que esto sea contradictorio para lo que uno se imaginaba de san Ignacio, al punto de que estas líneas puede estar haciéndome comprar el mote de mañoso. Sin embargo no hay nada de eso: el ruido es una realidad concreta y, por momentos, abrumadora. Es el ruido de la música del vecino que exalta la fecundidad del estilo musical inaugurado por los wachiturros en niveles impresionantes. Es el ruido de la promoción de chipa o de candidatos políticos bajo un mismo método igualmente ruidoso. Es el ruido de excusas para no asumir cargos en juntas vecinales ni en centros comunitarios. Es el ruido de predicadores y predicadoras espontáneas que no toleran el silencio de la intimidad. Es el ruido de músicos y musiqueros religiosos poco conscientes de