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Mostrando entradas de febrero, 2010

El último mate

Caminamos con la matera al hombro a paso lento por la rambla. Las palabras se transforman en monosílabas. El viento se hace suave. Y el sol se empeña en anunciar que es el final. Los colores del cielo toman toda la paleta de los rojos. La gente va dejando la playa cargando reposeras y heladeras con sándwiches que todos siempre comimos. Él se lo ve más tenso que de costumbre. Repitiendo la frase que me solía decir, le susurro: “relajala”. Él agradece el consejo, pero reconoce motivos para estar así. Dejar atrás la ciudad de Mar del Plata para irse a estudiar a Buenos Aires era motivo no sólo de tensión sino de un cagazo bárbaro ¿Cómo puede estar un borrego de 17 años, a mediados del mes de febrero cuando se está por ir a vivir sólo en Buenos Aires para estudiar ingeniería química? Es verdad tenía razones para estar así, pero yo trataba de despreocuparlo. Le digo que seguramente se haga buenos amigos, le digo que las distancias con los avances de la tecnología y el transporte se acortaro

Domingo, día del Señor

Un lugar comun es... ¿entenderá usted de qué se trata? La resaca me saca rápidamente de la cama. Después de una noche dura la mañana es peor. Me miro en el espejo y trato de acomodarme el pelo; el esfuerzo es inútil. Ya en la ducha dejo caer el agua fría mientras reconstruyo lo que había pasado la noche anterior. Muchas lagunas. Demasiados actos sin poder completarse. Para no ponerme mal, cierro las canillas y me lavo los dientes (¿la gente común se lava los dientes antes o después de bañarse?). De vuelta en el cuarto levanto a Ludmila de la cama con un beso en la mejilla. Ella se levanta algo turbada. Estaba más linda que nunca. El pelo está prolijamente desordenado. Los ojos muestran un delineador corrido que exaltan aun más sus negros ojos y su cuello tiene rastros de nuestra aventura de la noche anterior. Después de mucho tiempo no habíamos cogido; habíamos hecho el amor. Se le nota en su cara y en su boca que tiene el mismo mal aliento de cualquier recién levantada, pero con