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Mostrando entradas de diciembre, 2008

Vacaciones

Después de un año intenso, unas breves vacaciones para seguir pensando, para seguir andando y así poder ir recuperando nuestra libertad cedida en manos de tantos Lugares Comunes . Espero que estas vacaciones sean tiempo de seguir andando mar adentro y tiempo de concretar deseos . Hasta la vuelta y gracias por estar.

Desgano.

Un lugar comun es... el desgano como síntoma de una vocación traicionada. Hoy voy a escribir un poco más de lo habitual. Lo advierto. Hoy no me pongo límites para canalizar tantas cosas para decir. Por eso mis disculpas por el tiem po perdido y la invitación a predisponerse de la mejor manera para leer las posteriores líneas. Para eso me encuentro en mi cama y escribo con música clásica de fondo que apenas conozco. La situación lo amerita. Se acerca fin de año y por eso quisiera escribirte a vos, sí a vos. Te conozco poco y nada, pero prometo que esto lo escribo pensando en vos y así también, por supuesto, en mí miso. Esta circunstancia hace que cambie un poco la metodología habitual. Antes una pregunta, como lo haría un amigo chileno que no conocí personalmente: ¿en qué has gastado tu vida? Termina el año y con esto los balances. Te invito a repasar en qué te gastaste, qué hiciste en este año. Tomate unos instantes, es necesario. ¿Listo? Creo poder adivinar. Se suele identificar a la

Armando el pesebre, armando la Navidad.

Un lugar comun es... armar el pesebre y el árbol cada 8 de diciembre. A menos de un mes de la Navidad, un posible Lugar Común : armar el pesebre y el árbol de Navidad . Tengo buenos recuerdos de esos días en que montábamos el pesebre en la chimenea de casa. Para eso nos juntábamos con mis hermanos y con mis viejos en el living . En esos tiempos éramos muchos, pero no tantos como ahora. Por eso la diferencia de edad no era tan notoria y se hacía muy sencillo compartir juntos este gesto.  Obviamente para llegar a eso había que pasar previamente por otras instancias. Concretamente nadie podía armar el pesebre si no estaba bañado y vestido con el correspondiente pijama y las pantuflas. Retumba el grito de mamá diciendo ‘si no se bañan, no nace Jesús’. Ella siempre es bastante terminante y nosotros, por las dudas, obedecíamos. Esos 8 de diciembre eran tiempos de vacaciones. Por eso no era raro que algún primodelaedad compartiera este acto con la familia. Papá buscaba en uno de lo

En la cancha como en la vida

Un lugar comun es... la posición donde nos condenamos a jugar al fútbol. Así como en la vida, la posición en el equipo de fútbol puede representar bien esta idea de los Lugares Comunes . Una posición en el campo de juego puede ser un lugar donde encontramos seguridad, tranquilidad y acostumbramiento . Nadie sabe muy bien cómo terminó queriendo ese puesto después de la decisión arbitraria de algún mayor (léase padre, profesor, entrenador) que nos condenó de por vida a vivir y morir ahí. Con el tiempo vamos adoptando como propio ese lugar en el terreno de juego y nos resistimos a los cambios ¡ Sí, las posiciones en la cancha funcionan como un auténtico Lugar Común ! Indaguemos un poco al respecto. El arquero suele ser una gran persona, con enormes potencialidades de liderazgo; siempre y cuando pueda superar la peligrosísima baja autoestima, que no hace difícil pensar en una muerte temprana (no necesariamente por suicidio). El defensor central, líbero o tradicional 2 tiene una estampa que

Colectivo imaginario

Un lugar comun es... lo que hago todas las mañanas en el 111 rumbo al trabajo. Todas las noches me acuesto con el mismo interrogante: ¿qué es mejor llegar a trabajar 5 minutos tarde o llegar 10 minutos antes? La responsabilidad gana y pongo el despertador 7:50. A pesar de eso todas las mañanas me levanto con la misma afirmación: ‘más vale llegar un poco más tarde y estar lúcido, mejor duermo hasta las 8’. Este momento será maldecido media hora más tarde. Llego a la parada y el maldito 111 no viene. Para peor el 132 me goza no solamente pasando una y otra vez, sino que a veces hasta pasan ¡dobles! Son menos veinticinco y me parece verlo venir a lo lejos. Vuelvo a contar las monedas: son noventa centavos justo. Lamentablemente la llegada del 111 se hace desear; es que lo había confundido con un camioncito de esos que trasladan alimentos frescos. Recién a las menos cuarto se digna de aparecer. V ivo la poco frecuente situación de tener muchas mujeres atrás mío. Por eso, después de darme c