“Y los envió” (Lc.9,2) Pasadas las 18 yo estaba en la ruta provincial 29 volviendo de la misión en Balcarce. En ese momento con la ambivalente señal de la Provincia de Buenos Aires me entró un mensaje de Facu Bernabei. Facu es sacerdote, hermano de comunidad y amigo. Su disponibilidad y capacidad de adaptación lo tiene hoy en Roma. Sin embargo, eso no impide que esté bien cerca mío. Su mensaje de voz merecía alguna importancia. Como venía viajando con otros decidí postergar la escucha. Recién pude cuando llegué a destino, unas tres horas más tarde. Ahí me enteré que una de las fundadoras del Santuario del Centro estaba en una situación de salud delicada y me pedía que pasara a saludar en su nombre. Después de corroborar la conveniencia del caso con la familia, pasé por su casa minutos antes de las 23. Ahí la vi como tantas veces la había visto en la recepción del Santuario, en misa o en algún festejo. Rezamos a la Mater. Fue un momento de conexión muy especial. Ese momento solamen
Un lugar nada común en el mundo con pensamientos propios lejos de modelos, modos de acción, universales y rutinas impuestas. Un lugar en el mundo de libertad y expresión. Un lugar en el mundo para la originalidad. Sin pretensiones de ser el mundo, tan solo un lugar para estar.