“¿Dónde está el Resucitado?” , la señora me preguntó. No supe responderle más por sorpresa que por equivocación. No vayan a pensar que la señora no estaba cuerda, sino que era recta su intención. Si hay imagen -lindísima- del crucificado, bien podría haber una imagen del resucitado ¿Podría ver una imagen del resucitado? No llegué a formularle nada, pero su preocupación resonó en mi interior. Con un poco del paso del tiempo y otro poco de oración quisiera a su inquietud responder hoy. Vea señora el pasto del campo. No le pido que vaya a la Pampa, alcanza un pedazo del jardín. (A menudo lamento ir al Parque Avellaneda menos de lo que quisiera). Vea cómo entre el pasto reseco hay una hierba viva. Se resiste a la muerte de quienes están alrededor o tal vez ya resucitó. Sé poco de jardines, de pastos y de campos, pero algo me dice ese pasto que resiste, que saluda, que sonríe entre tantos reseco ¿Será una herejía decir que ese pasto me habla de la resurrección, es imagen de la resurre
Un lugar nada común en el mundo con pensamientos propios lejos de modelos, modos de acción, universales y rutinas impuestas. Un lugar en el mundo de libertad y expresión. Un lugar en el mundo para la originalidad. Sin pretensiones de ser el mundo, tan solo un lugar para estar.