Cuando rezo el Padre nuestro, esa parte que dice “venga a nosotros tu reino” muchas veces me complica. Mi alma con ciertos ribetes pelagianos (ahora que estoy estudiando antropología teológica lo puedo decir), quisiera modificar esa formulación por alguna que convoque a la voluntad. No sé, se me ocurriría “hagamos juntos tu reino” o “que construya yo tu reino” o algo por el estilo. Veo difícil ganarle a dos mil años de tradición y sobre todo a su autor, por lo que parece que debo quedarme con esa afirmación un poco pasiva. Es cierto, nunca había vivido en Puente Alto . Ese Reino se identifica con la persona de Jesús y Él ya está acá. “ Si nos atrevemos a llegar a las periferias, allí lo encontraremos, él ya estará allí. Jesús nos primerea en el corazón de aquel hermano, en su carne herida, en su vida oprimida, en su alma oscurecida. Él ya está allí” GE 135. ¡Venga a nosotros tu Reino! En estos meses que llevo viviendo en la popular comuna del Sur de Santiago le reconozco otr
Un lugar nada común en el mundo con pensamientos propios lejos de modelos, modos de acción, universales y rutinas impuestas. Un lugar en el mundo de libertad y expresión. Un lugar en el mundo para la originalidad. Sin pretensiones de ser el mundo, tan solo un lugar para estar.