En la jerga evangélica “ la hora” hace referencia a un momento de consumación, de plenitud, de cumplimiento de lo prometido o esperado. Naturalmente está referido a la hora de Jesús. Por eso lo escuchamos excusarse en algunas situaciones diciendo que “todavía no ha llegado mi hora” . Por el contrario, en la medida en que nos acercamos al Misterio Pascual, se vuelve más explícita la referencia a la hora, su hora. Ser cristiano es seguir a Jesús y seguir a Jesús no como quien simplemente sigue una persona, una buena idea o una bandera. Seguir a Jesús es ir transformándose cada vez más en Él . Es un camino de conversión y de semejanza que yo creo que terminará en el cielo cuando seremos uno en Él. Esa es nuestra hora ¿Me estoy volviendo cada vez más escatológico? Serán las circunstancias, tal vez. El sábado pasado, a través de su ordenación sacerdotal, llegó la hora de Pancho. No se murió, pero sí hay en él una unión aun más íntima con Jesús . Tan así es que sus manos ahora también
Un lugar nada común en el mundo con pensamientos propios lejos de modelos, modos de acción, universales y rutinas impuestas. Un lugar en el mundo de libertad y expresión. Un lugar en el mundo para la originalidad. Sin pretensiones de ser el mundo, tan solo un lugar para estar.