Yo he visto a mi Señor en Buenos Aires. Anda muy de prisa y lee Clarin de parado. Lo vi desde niño caminando por Callao sorprendido al cinco cuatro dos y rezando ante el corazón. Lo vi estudiando en el Salvador conociendo, haciendo propio el mandamiento del amor. También dando una mano en las Villas generoso y solidario con los pibes ladillas . Lo encontré claro yendo a misionar: Antinaco, Corrientes y también en San Blas. Camina por Santa Fe cuando Ateneo detiene. Mira libros, pregunta precios, nunca compra: todo lo tiene. Doblando en Riobamba a marcha lenta, saludando al linyera y entrando al mil cincuenta. Rezando en el Santuario sin mucha prosa, ayuda y guía la Mater : Ella no es celosa. Comprando Cristo Hoy a la salida de misa. Lo vende la señora sin nombre, pero inolvidable sonrisa. Comparte comida con cartoneros: sopa en vaso de telgopor y cartón de plato, pero con fideos. A la noche caminado po
Un lugar nada común en el mundo con pensamientos propios lejos de modelos, modos de acción, universales y rutinas impuestas. Un lugar en el mundo de libertad y expresión. Un lugar en el mundo para la originalidad. Sin pretensiones de ser el mundo, tan solo un lugar para estar.