Recuerdo en que mis años estudiando política se toparon ante la pregunta por qué es la corrupción con mucha más complejidad de lo que hace el doñarrosismo argentino. Si mal no recuerdo según Sartori, viene del complejo límite entre lo público y lo privado y de jugar con ese límite a mi favor. Al mismo tiempo Freund nos enseñaba que una de las notas de la esencia de la política era precisamente esta tensión público contra privado. Con esto, mucho más que una justificación de mi título de politólogo. Se trata de ir un poco más allá de lo que se ve. La imagen de La Rosadita era elocuente. Un conjunto de personajes súbitamente conocidos contaban plata. Difícilmente podía saberse el origen de esa plata y mucho menos el destino. De todas maneras la imagen ya era elocuente y por primera vez la corrupción se hizo imagen. Este concepto tan abstracto y tan aludido se hizo concreto. Ser corrupto fue sinónimo de contar plata de dudosa procedencia y dudoso destino. Y este fue sólo el prin
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