Elo es mi abuelo Cuando las cosas se organizan bien y resultan, alimentan la vanidosa sensación de poder controlarlo todo. Esta impresión se desmorona en momentos de la vida que nos superan y nos encontramos con el misterio como categoría general. El misterio, bien llevado, puede ser trampolín y motor para lo religioso. El misterio, mal llevado, lleva a la desesperación y angustia. Pienso que es más un don que una habilidad poder responder bien ante el vertiginoso misterio. Seamos sinceros, cuando lo misterioso asoma cada uno hace lo que puede. Al mismo tiempo, pienso también que no estamos bien educados para entrar en el misterio. Al misterio que es silencio, incomprensión, admiración y sorpresa lo hemos llenado de ruido, palabra, madurez y rito. Alcanzará como muestra una asomada nomás a estas misas de entre semana a las que estoy yendo que no duran ni veinte minutos y no soportan ni medio minuto de silencio. Sin tanto preámbulo, estos días compartidos con Elo me han empuj
Un lugar nada común en el mundo con pensamientos propios lejos de modelos, modos de acción, universales y rutinas impuestas. Un lugar en el mundo de libertad y expresión. Un lugar en el mundo para la originalidad. Sin pretensiones de ser el mundo, tan solo un lugar para estar.