Después de despedirme de Leticia y de rechazarle la oferta de su botella de coca con agua bendita, salimos de la casa y caminamos por la misma vereda hacia la izquierda con otros tres misioneros. Pasamos por delante de la casa donde vivían Lucho Suárez, Lio Messi, Carlitos Tevez y el Pity Martínez. En realidad, esos eran solamente los nombres que los pibes de la esquina habían usado el día anterior para que yo relatara sus intentos por meterme un gol. Naturalmente yo fui Martín Campaña. Superada aquella casa llegamos tímidamente a lo de Carol. O como se dice en Mendoza la Carol. De hecho, yo mismo acepté convertirme en esos días de misión en el Juan superando esa prepotencia que el artículo me generó en un primer momento. Los misioneros llevaban una hermosa remera blanca que yo no me pude poner por una razón de peso. En la espalda se leía el ambicioso lema: “Con María revolución de la Iglesia”. Ese rimbombante lema contradecía el tenor de nuestros encuentros misioneros ¿O será q
Un lugar nada común en el mundo con pensamientos propios lejos de modelos, modos de acción, universales y rutinas impuestas. Un lugar en el mundo de libertad y expresión. Un lugar en el mundo para la originalidad. Sin pretensiones de ser el mundo, tan solo un lugar para estar.